Arturo Monedero es una de las personas que más sabe sobre el mundo del videojuego. Fundó su propio estudio en Bilbao, Delirium Studios, pero además es profesor de la universidad navarra del videojuego (Creanavarra) y vicepresidente de la Asociación Española de Videojuegos (AEVI). Casi nada. Hemos hablado con él para saber cómo está este sector en Euskadi y nos ha contado cosas muy interesantes. Por ejemplo, que aunque es una industria que crece todos los años, es muy difícil triunfar con un estudio independiente; que a pesar de ello cada vez hay más gente que cursa estudios para dedicarse a este mundo… ¡y que ni se nos ocurra convertirnos en probadores de videojuegos!

Blog Euskaltel. Casi 30 estudios y empresas creadoras; varios festivales; un Campus F2P… ¡tenemos hasta una universidad del videojuego, DigiPen, y Creanavarra! ¿Qué posición dirías que ocupamos en este sector?

Arturo Monedero. Se está haciendo un gran trabajo desde las instituciones. Hace años se detectó la importancia de los videojuegos y, aunque empezamos tarde, Euskadi se está posicionando como una de las zonas más atractivas para dedicarse a los videojuegos. Es de agradecer, y más si vemos la situación de otros compañeros de la industria.

B.E. ¿Hay suficiente vocación en este sector de la creación y el diseño de videojuegos en el País Vasco y Navarra?

A.M. Cada vez más, y el reflejo es que cada vez hay más estudiantes apuntándose a formaciones universitarias, academias, etc… También tengo que avisar: es muy complicado dedicarse a crear videojuegos. Además, tenemos el problema de que aún faltan empresas vascas dedicadas íntegramente a la creación de videojuegos, y eso obliga a los estudiantes a buscar trabajo fuera. Lo hay, pero lejos de casa.

B.E. ¿Qué formación se necesita para poder dedicarse a este mundo?

A.M. Es una profesión muy vocacional y, aunque conocer el mundo de los videojuegos ayuda, no es imprescindible. Realmente cualquiera puede orientar su salida laboral a la del desarrollo: guionistas, músicos, programadores, diseñadores, productores… esta industria es multidisciplinar, y eso posibilita que todo el mundo encuentre su hueco.

B.E. ¿Dirías que un sector económico importante a futuro? ¿Tiene muchas salidas profesionales?

A.M. Es uno de los sectores que más factura: ni la música, el cine y el teatro juntos alcanzan las cifras que mueve el mundo del videojuego. Además, año tras año va a seguir creciendo, porque cada vez hay más jugadores y en unas cuantas generaciones todos seremos gamers. De todas formas, hay que tener cuidado: hay una gran diferencia entre las grandes compañías y los estudios indies. Aquí la balanza se inclina hacia las grandes compañías, así que hacerte rico con tus videojuegos no es más fácil. De hecho, os recomiendo que compréis un décimo de lotería, tendréis más opciones.

B.E. ¿Existe al menos suficiente apoyo institucional?

A.M. Existe, que ya es un paso. Hasta hace unos años era impensable, y ahora todo el mundo mira hacia nosotros. Por ejemplo, en la pasada Gamescom de Colonia (Alemania) y en la Madrid Games Week hemos contado con la presencia de José Guirao, el Ministro de Cultura. Su discurso de apoyo a la industria del videojuego ha sido un gesto importante, algo está cambiando.

B.E. ¿Nos puedes dar algún dato sobre consumo de videojuegos en Euskadi?

A.M. Los datos que tengo son de AEVI, la asociación a la que represento como vicepresidente de desarrollo, que suele publicar periódicamente una lista de los videojuegos más vendidos. Los datos a nivel nacional hablan de que en 3 años ha subido la venta de videojuegos un 7,4%, así que, con lo que llueve en Euskadi, estoy seguro que la cifra aquí es ligeramente mayor. Hablamos de que más de un 40% de la población es jugadora.

B.E. ¿Y hay mercado para todos los juegos? ¿Desde la estrella del battle royale como Fortnite hasta videojuegos más creativos y artísticos?

A.M. Cada franja de edad tiene su tipo de juego preferido: ahora le ha tocado al Fortnite, pero hace unos años era Minecraft, son modas. El público adulto busca otro tipo de juegos. Los juegos independientes indies también tienen una gran comunidad, son propuestas más valientes y atrevidas, transmiten y plantean mensajes más complejos. Hay un juego para cada jugador. Si no te gusta jugar es porque no has buscado lo suficiente.

B.E. Tu estudio, Delirium, es desarrollador oficial de Nintendo y ha creado joyas como Los ríos de Alice, Los delirios de Von Sottendorff y su mente cuadriculada, y hasta un juego de VR de duelos al sol, Unforgiven. ¿Qué nos estáis preparando ahora?

A.M. Ahora estamos en una fase de letargo, los socios que formamos Delirium nos estamos dedicados a otros proyectos enfocados a la educación. Cuando demos con la idea perfecta, volveremos a la carga., que ganas no nos faltan.

B.E. Por cierto, muchos de vuestros juegos tienen versión móvil… ¿Es necesario hoy en día crear versiones para Android e iOS para que el juego tenga éxito?

A.M. Recomiendo huir rápidamente del mundo móvil: es muy sufrido y sacrificado. Se ha saturado tantísimo la industria que pocos usuarios pagan por juegos premium y ya todo el mundo busca la App gratuita freetoplay (F2P). Si no tienes el dinero suficiente para invertir en marketing, lo más probable es que tu juego desaparezca en el mar de las Apps.

B.E. Suponemos que antes de sacar al mercado un videojuego habrá que probar su jugabilidad… ¿Qué crees que prefiere la gente: crear videojuegos o probarlos?

A.M. Efectivamente, una de las partes del desarrollo más importante es la del testeo, conocer y ver cómo juegan a tu juegos los usuarios, donde se aburren, qué les gusta, qué no… detectar errores… Es una fase muy sufrida para un creador porque te destrozan tu obra. Ser testeador de videojuegos puede ser un trabajo muy tentador, pero os aseguro que es uno de los peores trabajos de la industria. Acabas aborreciendo el juego que pruebas, porque lo tienes que estar jugando horas y horas (y en una fase muy precaria).

B.E. Seguro que no es para tanto… 

 A.M. Si queréis ser testeadores, mandad vuestro currículum a las grandes compañías y adjuntad una lista de todos los fallos que habéis detectado en sus juegos. Seguro que, como venganza, os contratan.

B.E. Vale, no insistimos. ¡Mil gracias, Arturo!

A.M. ¡¡A vosotras!! Un abrazo y hasta la próxima.