El día 8 de septiembre, Hondarribia festeja su Alarde. Un gran desfile es el acto principal de una jornada con la que la localidad celebra la liberación del asedio francés que sufrió en 1638. Te contamos más sobre el origen y la agenda de actividades del Alarde de Hondarribia.

No es fácil que una tradición perdure más de 300 años. El Alarde de Hondarribia, que se celebra desde 1639, es una de las fiestas más antiguas y arraigadas de Euskadi.

Una jornada en la que se combinan la historia, la devoción y la fiesta y que en 2023 tendrá lugar el día 8 de septiembre.

El Alarde de Hondarribia supone la renovación anual del voto a la Virgen de la Guadalupe en el día de su santo. ¿Y cuál es el motivo? Agradecerle la liberación del asedio francés que sufrió esta localidad guipuzcoana en 1638.

Alarde de Hondarribia

Historia del Alarde de Hondarribia

En julio de 1638, las tropas del Rey Luis XIII de Francia cercaron la localidad de Hondarribia.

Un asedio que duró 69 días, hasta que los/as hondarribiarras consiguieron expulsar a las tropas galas.

Hubo tiempo para la lucha, para el sufrimiento y también para la devoción. Los ruegos y peticiones se dirigieron a la Virgen de Guadalupe, con la promesa de que, si les ayudaba, se lo agradecerían cada año con una procesión.

Y así fue. Desde 1639, cada 8 de septiembre, los/as hondarribiarras sacan en procesión a su Virgen. Pero no se trata de una comitiva puramente religiosa; va escoltada por Paisanos Armados.

Y a esta procesión tan especial se la conoce como Alarde de Hondarribia.

Actividades del Alarde de Hondarribia

El acto principal del Alarde es un multitudinario desfile. Se trata de una comitiva protagonizada por txibilitos, redobles de tambores, pífanos y escopetas que portan las compañías participantes.

A media mañana, tras recorrer las calles de la localidad, se dirige al Santuario de Guadalupe, en cuyo entorno se celebra una misa en recuerdo de todos los fallecidos durante el asedio y, a continuación, una gran romería popular.

Por la tarde, la comitiva encara el camino de vuelta, de nuevo acorde con costumbres centenarias cargadas de simbolismo.

Alarde de Hondarribia

Inicio y recorrido del Alarde de Hondarribia

Las campanas de la iglesia de Hondarribia se encargan de anunciar el inicio de un nuevo Alarde.

Para arrancar el desfile, las compañías y unidades se concentran en los jardines de Gernikako Arbola y se encaminan hacia la Plaza de Armas.

A continuación, se desplazan al pórtico de la Iglesia de la Asunción y el Manzano. Allí tiene lugar uno de los actos más simbólicos de la jornada: la recogida de Bandera.

Tras varias descargas y salvas, la comitiva se dirige a la Ermita de Saindua. En primer lugar, lo hace la Batería de Caballería, y, tras ella, la de Artillería.

Al llegar a la Ermita, reciben al Cabildo Eclestíastico, el encargado de depositar la bandera en el interior del templo.

Música y despedida del Alarde de Hondarribia

Tras la misa solemne, las compañías se agrupan y realizan las tradicionales descargas en la Campa de la Cruz.

Ya por la tarde, camino de vuelta, con paradas de nuevo en la Plaza de Armas y en el pórtico de la iglesia, para devolver la Bandera.

En esta segunda parte de la jornada, la música tiene un papel protagonista. De hecho, la Banda de Música y la Tamborrada suenan al unísono para interpretar el «Fagina» y el «Zapatero» cuando el Burgomaestre manda romper filas y regresar a los respectivos lugares de origen.

Compañías y cantineras en el desfile del Alarde de Hondarribia

El vistoso desfile del Alarde de Hondarribia está compuesto por una veintena de compañías.

Cada una de ellas cuenta con su propio batallón de soldados y su cantinera, que encabeza la marcha de su compañía. Por cierto, la elección y presentación de cantineras se ha convertido en todo un acontecimiento anual.

Entre las compañías que suelen participar, Jaizubia, Arkoll, Akartegi, Montaña, Kosta, Gora Ama Gualupekoa, Gora Gazteak, Ama Guadalupekoa, Beti Gazte, Gora Arrantzale Gzteak, Mendelu, Olearso, Done Pedro itsas Gizonen Kofradia y Mixta.

Al mando de las compañías están el Burgomaestre, que viste al estilo de los antiguos alcaldes gipuzkoano, con frac, fajín rojo, botines negros con espolines, bastón de mando y un bicornio negro con plumas de avestruz; y el Comandante, que va a caballo, con boina roja, guerrera negra y sable. Los acompañan los ayudantes y cornetín de órdenes.

El desfilo lo encabeza la Escuadra de Hacheros, con sus mandiles de cuero y altos gorros de lana blanca.

Además, hay Tamborrada, Banda de Música, Cabildo, Escolta de Caballería y Batería de Artillería.

Un auténtico despliegue de color y fiesta que viven con intensidad vecinos/as y visitantes, muchos de ellos sorprendidos por una celebración como los alardes.

Los alardes en Euskadi

La raíz de la palabra, «ard», es de origen árabe y significa literalmente «revista de tropas».

Los alardes tienen origen medieval y se referían a las escoltas armadas que acompañaban ceremonias civiles o religiosas.

En Euskadi, las milicias eran de carácter foral, contaban con un máximo responsable, «Capitán a Guerra», y portaban armas ofensivas y defensivas, incorporando armas de fuego gradualmente con posterioridad.

Ella son las comitivas originales de los alardes de Euskadi, en dónde contamos con varios alardes importantes, entre los que destaca, además del de Hondarribia, el de San Marcial de Irún, del que ya te hablamos en este otro post.

Ahora que ya sabes en qué consisten los alardes, no dejes pasar la oportunidad de disfrutar de uno de los más populares de Euskadi: el Alarde de Hondarribia.

Imagen: Turismo de Hondarribia (www.hondarribiaturismo.com)