Iragartze no es un documental más sobre fútbol, quiere conseguir dos cosas: transmitirnos el esfuerzo que hacen las personas dedicadas al mundo del arbitraje para poder compaginar su pasión por el fútbol con su día a día, y contribuir a que las personas aficionadas lo interioricemos y seamos más tolerantes y comprensivas.

Y lo hace, además, a través de los ojos de una mujer, de una árbitra, Iragartze Fernández Esesumaga, que se tiene que mover en un mundo que está masculinizado. Irene Herrero del Valle, directora de esta breve pero intensa película de ocho minutos, nos resume esta situación con una frase muy gráfica: “No tienes más que ver lo que sale en YouTube si escribes las palabras ‘mujer árbitro”.

Desde que era muy joven, la directora de Iragartze ha estado muy unida al arbitraje. Con solo 16 años se hizo árbitra y mantuvo esta actividad hasta los 19. Después lo aparcó porque no podía dedicarle todo el tiempo que le exigía, aunque nunca ha dejado de ser su pasión.

Al final de sus estudios de Comunicación Audiovisual volvió a tomar contacto directo con esta actividad, y decidió dedicar su trabajo de fin de grado a estudiar el tratamiento que recibía el colectivo arbitral “desde el punto de vista mediático”. De ese trabajo surgió la idea de rodar Iragartze para Thinking Football, el festival de cine que organiza la Fundación Athletic Club con el patrocinio de Euskaltel.

¿Y quién es Iragartze? Es la protagonista de su película, una mujer que compagina su actividad como árbitra asistente de 3ª División Masculina con su trabajo como enfermera. Irene ha querido contarnos a través de sus ojos el enorme esfuerzo que esta joven hace todos los días para conseguir que el arbitraje ocupe un lugar importante en su vida.

¿Y por qué ella? Irene recuerda que eligió a Iragartze porque es “una persona muy comprometida y responsable, tanto a nivel profesional como en su faceta de árbitra”. “Es espontánea, simpática y agradable. Y su figura es  un ejemplo muy fiable de esa representatividad del colectivo arbitral. Y su entusiasmo durante todo el proceso de producción ha sido fundamental para el éxito de la película”.

El cortometraje se desarrolla a lo largo de una semana. Y durante este tiempo Irene nos enseña todo lo que tiene que hacer Iragartze para poder compatibilizar el arbitraje con su empleo: “Es su día a día, el esfuerzo que hace, su trabajo. Acude a charlas técnicas, hace pruebas físicas, entrena durante la semana… Las y los espectadores solo vamos el fin de semana a ver un partido y nos enfadamos cuando no estamos de acuerdo con una decisión arbitral. Pero no nos paramos a pensar que en el colectivo arbitral tienen su vida y que hacen esto por vocación”. Por eso la moraleja del documental es clara:

“Deberíamos hacer autocrítica, no atacar tanto al colectivo arbitral y que el espectador se dé cuenta de los esfuerzos y sacrificios que hacen los árbitros”.

Y a esos esfuerzos se suma el factor del género. El hecho de que la protagonista de este corto sea una mujer no es casual: estamos en un mundo, el del fútbol, en el que las mujeres árbitras sufren una doble discriminación, por ser árbitros y por ser mujeres. Aunque afortunadamente, Irene nos aclara que estas situaciones son cada vez más excepcionales y se viven solo en los estadios, nunca con otros árbitros.

De hecho, esta directora novel nunca ha tenido estos problemas. Ni siquiera cuando se convirtió en árbitra tuvo dificultades para dedicarse a ello, incluso a pesar de que era un mundo que estaba prácticamente copado por hombres. El fútbol femenino era todavía pequeño y eso se traducía en una presencia de chicas casi nula en el Comité vizcaíno.  Durante los tres años que arbitró, Irene solo coincidió con otra mujer en un partido. Hoy, el interés de las mujeres hacia el arbitraje ha crecido proporcionalmente a la presencia mediática del fútbol femenino, y la situación ha mejorado sensiblemente: en solo seis meses el número de árbitras ha pasado de 500 a 627, de un total de 15.000 colegiados.

Y las actitudes machistas también van quedando atrás, aunque aún se repiten en los estadios. Irene opina que estamos ante un problema estructural que tiene muchos responsables. “El fútbol es un reflejo de la sociedad”, y, en su opinión, algunos medios de comunicación “perpetúan la victimización de la mujer”, incluso cuando se critican las situaciones que sufren las mujeres. “Cuando un medio de comunicación denuncia una actitud sexista, si la denuncia no va acompañada de información complementaria en la que se destacan los logros de esa mujer y de su esfuerzo por hacer ese trabajo, se contribuye a perpetuar esa imagen. No es que la denuncia sea inútil, sino que su práctica es mejorable”. Por eso nos afirma:

“No es tanto el insulto que se pueda dar puntualmente en un partido, porque incluso la gente en la grada reprende al que insulta, sino la gestión política, la cobertura mediática, la visualización de referentes. Eso es lo que más puede restringir la visibilización de la mujer en un ambiente masculinizado. No es tanto lo que pueda ocurrir de forma puntual en un partido sino toda la estructura que rodea al mundo del fútbol y a la sociedad en general”.

Si quieres disfrutar de este interesante corto documental, podrás verlo en la Sala BBK el próximo día 20 a las 19.00 horas. La entrada es libre hasta completar el aforo, así que ¡asegúrate de coger sitio! Pero si no puedes acudir ese día, pronto estará disponible en tu tele de Euskaltel.