Zuhaitz Gurrutxaga y Mikel Pagadi nos hacen reír a carcajada limpia cada noche del domingo en ETB1. Y es que el humor es una de las claves de que ‘Herri Txiki, Infernu Handi’ sea el programa más exitoso de la cadena. Pero también la cercanía con los vecinos de los rincones de Euskal Herria que recorren. Así nos lo han contado en esta charla que en Euskaltel hemos mantenido con ellos.

¿Quieres conocer todo lo que se cuece detrás de ‘Herri Txiki, Infernu Handi’? Aquí tienes la entrevista completa.

Lleváis 7 años recorriendo los rincones de Euskal Herria. ¿Os quedan pueblos que visitar?

Durante estos 7 años hemos recorrido más de 200 pueblos. Al final de esta temporada serán 215 “pueblos” los que habremos visitado. En el programa, no nos ceñimos solamente a pueblos, también hemos visitado barrios o comarcas que tienen sentimiento de “comunidad” o “pueblo”. Es verdad que 215 son muchos, pero aún sigue habiendo rincones de Euskal Herria por conocer.

¿Cuáles son los criterios para seleccionar un municipio u otro?

En un principio los pueblos o municipios que visitábamos eran pequeños, de entre 100 y 1000 habitantes, pero a medida que hemos ido recorriendo Euskal Herria hemos ido dejado de lado las cifras. La alternancia de “lurraldes” o territorios es una de las cuestiones que tenemos en cuenta para que las 7 provincias de Euskal Herria estén representadas en el programa. Pero más que los pueblos en sí, lo más importante es que el pueblo esté dispuesto a participar. Que haya personas que quieran contarnos cuales son las peculiaridades del pueblo, las historias curiosas, el día a día de cada uno de ellos y que quieran pasar un rato agradable.

Tendréis millones de anécdotas, ¿qué es lo más divertido que os ha pasado?

La mayoría de las situaciones o entrevistas que planteamos están concertadas de antemano, pero también hay muchas que se improvisan en el momento durante el día de grabación. Una vez en Legorreta, íbamos por la calle, y Zuhaitz Gurrutxaga había tenido la víspera de la grabación un problema con la maquinilla de cortarse el pelo. Al día siguiente parecía una oveja latxa mal esquilada. En Legorreta, una señora que estaba asomada al balcón le invitó a subir a su casa e hizo de peluquera. Con mucho salero, plantó una silla en mitad de la cocina, le dio una revista de cotilleó a Zuhaitz y le igualó el pelo mientras charlaban amigablemente.

¿Cómo se lleva ser uno de los programas más exitosos de la ETB!?¿La clave está en el humor?

El éxito del programa radica en el humor y en la complicidad que surge entre los presentadores, las personas entrevistadas y el pueblo o comunidad. Y es cierto que no hay cosa más sana que reírse de uno mismo sin complejos para compartirlo con quien sea. El buen “rollo” es sin duda la clave.

No hay cosa más sana que reírse de uno mismo sin complejos para compartirlo con quien sea”

Mikel y Zuhaitz, ¿cómo lleváis vuestra relación después de tantas horas de grabación? ¿Amor u odio?

Mikel Pagadi: Amor a quemarropa sin duda. La relación es buena, coincidimos dos días por semana y tampoco compartimos tantas horas juntos.

Zuhaitz Gurrutxaga: No es fácil que una pareja aguante tanto tiempo y creo que nosotros hemos sabido gestionar muy bien nuestra relación, tanto en lo profesional como en lo personal.

Zuhaitz Gurrutxaga y Mikel Pagadi

¿Hubo química entre vosotros desde el principio?

Mikel Pagadi: La verdad es que sí, nos conocíamos de vista y la verdad que nos complementamos bien. Aunque a primera vista parezcamos similares, después no tenemos nada que ver el uno con el otro. En ocho años hemos discutido muy poco. Que siga así el tema.

Zuhaitz Gurrutxaga: Desde el principio hubo buena química. Dos maneras distintas de hacer humor, que al unirlas han dado un bonito y duradero resultado.

Zuhaitz, tú venías del mundo del fútbol. ¿Te imaginabas que acabarías de presentador en televisión?

Zuhaitz Gurrutxaga: No para nada. Supongo que creía que acabaría en algo relacionado con el fútbol, pero la vida da muchas vueltas y finalmente he acabado en el mundo de la televisión. Ha sido una bonita carambola.

¿Qué es lo más complicado de hacer un programa como este en euskera?

Lo más complicado es hacer el programa en sitios en el que la presencia del euskera es menor que en otros. No es lo mismo buscar entrevistados en Errezil o en Andosilla. Pero también es cierto que en sitios como en Andosilla, a pesar de no haber una mayoría vascoparlante, sí que hay euskaldunes y son precisamente los que se vuelcan con el programa. Además, uno de los principales objetivos del programa es llegar todos los rincones de Euskal Herria y es muy gratificante para nosotros haber hecho programas en Oion (lugar dónde el euskera casi había desaparecido y ahora vuelve a resurgir), Andosilla, Sopuerta o Samaniego por poner algún ejemplo.

Uno de los principales objetivos del programa es llegar todos los rincones de Euskal Herria”

En cada programa reunís a los vecinos, a los protagonistas de las historias que contáis. ¿que os aporta este formato tan cercano?

Sentir la cercanía del pueblo es fundamental para nosotros. Nos relacionamos de tú a tú y eso hace que nos sintamos parte del pueblo.

¿Es más importante que nunca esa cercanía con las personas después del cambio social de la pandemia?

Sin duda. Han sido momentos duros y tristes, momentos de encierro y soledad. Nos han faltado los abrazos, el contacto, esa cercanía con la gente. Y nos hemos dado cuenta de que sin los de al lado no somos nada. Más aún si cabe en nuestro caso, cuando nuestro objetivo es pasar un rato agradable y hacer humor. Uno de los mayores logros de Herri Txiki ha sido y es que la gente nos abra las puertas de sus casas y nos dejen entrar para mostrarnos su día a día, sus costumbres y su cotidianidad. El nuestro es un humor costumbrista en el que los invitados, los pueblos que nos acogen, nos hacen sentir uno más de la familia. Y eso se perdió en la pandemia.

Herri Txiki, Infernu Handi

Durante el confinamiento, hicisteis un formato especial en casa repasando lo mejor del programa. ¿Cómo llevasteis esos meses sin poder recorrer Euskal Herria?

Fue muy duro por varias razones. Por una parte, la incertidumbre por cómo iba a desarrollarse la pandemia: ¿hasta cuándo así? Y por otra, precisamente por lo que hemos comentado antes; nosotros necesitamos “el cuerpo a cuerpo” con la gente, sin eso no somos nada.

Etxebarri fue el primer programa después de esos meses en casa. ¿Fue más especial?

Sí, fue muy especial. Primero, porque no sabíamos cómo iba a reaccionar la gente y cómo teníamos que actuar nosotros. Durante la pandemia las consignas eran: aislémonos, mantengamos la distancia de seguridad, no nos acercamos demasiado, precaución, etc. Justo todo lo contrario de lo que es la esencia de nuestro programa.

Pero enseguida nos dimos cuenta de que la gente nos volvió a acoger fenomenalmente; siguiendo a rajatabla las medidas de seguridad decretadas en cada momento de la pandemia, pero con los “brazos abiertos”, por decirlo de alguna forma. Después de tanto sufrimiento todos necesitábamos pasar un rato agradable, reír, compartir.

Por eso fue especial ese programa y también los posteriores, por todo lo que ha supuesto la pandemia.

Vosotros sí que sois especiales. Eskerrik asko por esta charla y por hacernos reír todas las semanas.

Y tú, ya sabes, cada domingo en ETB1 diviértete con las historias de ‘Herri Txiki, Infernu Handi’.

Cuéntanos, ¿cuál ha sido para ti el momento más divertido del programa?