Cercanía y agitación librera. Así es la Librería Cámara de Bilbao, una librería tradicional de las que ya no abundan y que tiene a sus espaldas un siglo de historia. Javier Cámara regenta la librería más antigua de Bilbao, en la calle Euskalduna; un refugio para los lectores, lleno de buenos libros y de las mejores editoriales independientes.
El oficio de librero le viene a Javier de familia, un oficio pasional, nos cuenta en esta charla, en la que nos habla de la esencia de las librerías, de cómo han cambiado los gustos de los lectores después de la pandemia y muchas más cosas interesantes que puedes leer en esta entrevista.
¿Cómo definirías el oficio de librero?
Es un oficio pasional. No es como trabajar con cualquier otro producto, trabajar con cultura te impregna y te vincula mucho a ella. Ahí somos unos afortunados porque trabajamos con un producto cultural muy bonito, que absorbes mucho y en el que te sueltas mucho también.
¿Y cómo es? ¿Cuál es el trabajo por dentro que no se ve?
El trabajo por dentro es un caos. Actualmente en España se editan 80.000 ejemplares al año y una librería como la nuestra tiene capacidad para unos 22.000 títulos. Como te imaginas, no podemos tener todo lo que sale al año, por lo que preguntar por un libro y que esté en la librería es un éxito.
Entonces, el trabajo que no se ve, es todo el trabajo de conocimiento, de selección que tenemos que hacer en las librerías para acertar con los libros que nuestros clientes nos van a demandar y que les queremos ofrecer. Ahí está un poquito el sello de cada uno.
Afortunadamente, como lo que se edita es tanto, las librerías tenemos una autoría, en la que intentamos poner nuestra impronta a nuestro espacio. Y cuidamos mucho la selección que tenemos, intentando ajustarnos también a los gustos del público. Tenemos que ver lo que el público nos demanda, lo que a nosotros nos gusta y luego, en ese río, podemos buscar también afluentes que nos gustan a nosotros y se los descubrimos al público. A veces también es al revés, es el público quien nos dice cuáles son los caminos que tenemos que recorrer.
¿Por qué ir a las librerías?
El por qué ir a las librerías es como el por qué vivir o el por qué andar. Las librerías son espacios en los que vas a nutrirte de posibles lecturas, un espacio interactivo que forma parte de la cultura de una ciudad, que tiene una diversidad, que tiene también un consumo relajado, que tiene un disfrute, que tiene una pausa en el día, es una especie de refugio... tiene muchos elementos que el mundo contemporáneo no valora y que el ser humano necesita.
Y esa es la labor que estamos haciendo, la que se nos está pidiendo, la que estamos dando estos últimos años. Es decir, hay espacios físicos, de recogimiento, de conexión con la comunidad y con la cultura, en los cuales disfrutamos y queremos mantener. Por esa razón tenemos que ir a librerías, no nos vamos a pasar todo el día pegados a una pantalla.
¿Cómo han ido evolucionando los gustos de los lectores?
Es un poco loco, vivimos en una época de cambios brutal. Durante la última década y las dos últimas décadas ha cambiado absolutamente todo y el gusto de las lecturas también ha cambiado.
Por ejemplo, vemos que el libro técnico, el libro manual, que era un fondo que antes las librerías movíamos, lo movemos mucho menos, porque internet y otros agentes digitales solventan mejor esas dudas.
Sin embargo, una de las cosas que hemos visto últimamente es que después de la pandemia la gente tiene una necesidad de leer, pero de lecturas de cosas bonitas, agradables, fáciles, que te lleven a un rincón cómodo y de disfrute. Yo creo que hemos pasado por una experiencia tan dolorosa y tan traumática, muchas veces, que estamos utilizando la lectura como un sitio donde buscar un refugio de bienestar. Eso ha sido una de las cosas que más ha cambiado la pandemia.
Teníamos unas temáticas que eran muy duras, mientras que el público pedía temáticas muy divertidas, estaba buscando todos los pájaros que habitan en el cielo.
Después de la pandemia también ha habido una conexión con la naturaleza. Estamos buscando cada vez más temas que nos vinculen a las experiencias que desarrollamos en entornos naturales. Y supongo que también es porque nos hemos pasado tanto tiempo encerrados en una casa, que lo echábamos muchísimo de menos; y otra vez la literatura es esa válvula de escape en la que podemos viajar donde soñamos estar.
Supongo que tenéis muchos clientes que son casi como de la familia, que os piden recomendación e intentáis adaptaros según sus gustos.
Por supuesto. Una de nuestras tareas es la prescripción, tanto en la selección de libros que exponemos, como en las recomendaciones que hacemos. Ahí es donde tiene el eje nuestro trabajo, trabajamos para eso. Todas las cosas que hacemos durante el día, albaranes, entradas, salidas, facturas... al final es para poder acertar con los libros que tenemos en la librería y para poder recomendar al cliente en los gustos que tiene.
Se suele escuchar mucho que los jóvenes no leen. ¿Cuál es tu opinión?
Yo creo que todos leen. Ahora todas las herramientas digitales que hay, tienen un enganche hacia los chavales jóvenes muy fuerte y sí que pueden afectar a la lectura, a los hábitos y a la dinámica lectora que estos tienen. Es un nuevo reto que, como jóvenes que son, tienen y van a tener que resolver.
Pero, por otro lado, vemos que ahora el mundo del manga está viviendo una auténtica explosión de jóvenes que están yendo a él como locos.
Todo tiene muchas lecturas. Yo creo que el joven ahora tiene más dificultades, más dispersión en cuanto a los medios y espacios de ocio que teníamos antes, sobre todo por el enfrentamiento con los digitales.
En una época con tantas novedades editoriales, ¿cómo lo gestionáis para no perderos y volveros locos?
La cuestión es conocer, conocer y conocer. Al final, la experiencia en el mundo de la librería es un grado, y poco a poco tu experiencia te va generando conocimiento; y luego escuchar a mucho lector. Nuestra experiencia se basa en lo que nosotros leemos, pero sobre todo lo que nosotros escuchamos. Tenemos que estar es muy activos en la escucha hacia nuestros clientes y hacia los lectores, para absorber su conocimiento y luego poder reflejarlo como un espejo hacia aquellos que nos preguntan. Y ese es el instrumento que utilizamos para separar la paja del grano en la superproducción editorial que hay.
Fuera de las novedades editoriales, ¿qué libros recomendarías o cuáles son tus favoritos?
A mí un libro que me tocó mucho por dentro fue El desierto de los tártaros, de Dino Buzzati.
Luego, me gustan muchos los libros de historia y ensayo, y los suelo recomendar porque son temas a los que nos cuesta más acceder (porque la narrativa tiene más seguidores), pero cada vez encontramos mejores divulgadores y mejores escritores en estos campos. Te diría que casi cualquier cosa de la editorial Capitán Swing es maravillosa; si quieres que te recomiende uno: Negro como yo, de John Howard Griffin.
Y de libros de historia, soy súper fan de Imperios del mar, de Roger Crowley.
Muchas gracias, Javier Cámara, por estas sugerencias y por este ratito tan enriquecedor e inspirador.
A todos, ¡feliz Día de las Librerías!