La Web 3.0 es la tercera generación de servicios de internet para páginas web y aplicaciones. En la práctica, funciona como un nuevo componente o extensión de la Web 2.0 y, como suele ocurrir con las nuevas tendencias, no tiene unas características ni una definición concreta y unánime.

En términos generales, se trata de una red informática en la que todos los datos están conectados.

Las máquinas procesan el contenido de una forma similar a cómo lo hacen los seres humanos, de tal manera que los usuarios pueden interactuar mediante lenguaje natural. Para ello, las máquinas deben contar con tecnología que les permita interpretar el software y procesar la información de forma rápida, sencilla y segura.

Así, la Web 3.0 se convierte en una gran base de datos ordenada, comprensible y de fácil acceso, en la que los usuarios podamos acceder a la información de forma flexible y versátil a través de cualquier dispositivo e independientemente de su formato.

Porque las máquinas ya no solo ordenan y muestran información basándose en su estructura sintáctica, sino que localizan el componente semántico y realizan búsquedas inteligentes. De ahí que también se la conozca como Web semántica.

El resultado son webs más inteligentes, abiertas y accesibles para los usuarios que mejoran y personalizan la experiencia de navegación.

Es decir, que la gestión de los datos y la capacidad para entender, organizar y dar sentido a ingentes cantidades de información en internet con mínima intervención humana son las claves de la nueva Web 3.0.

Ventajas de la Web 3.0 para las empresas

¿Qué supone para las empresas la llegada de esta nueva Web 3.0? Es una nueva manera de procesar la información y de conocer mejor a vuestros clientes y sus necesidades, de la que podéis extraer interesantes ventajas y beneficios.

- Incremento de ventas y desarrollo de nuevos productos: conocer mejor al consumidor conlleva mayor eficiencia en las estrategias de márketing y ventas y es una eficaz herramienta de sondeo de tendencias del mercado.

- Velocidad: las conexiones y búsquedas más rápidas permiten nuevos usos y aplicaciones en sectores como la telemedicina, la realidad aumentada o la computación cuántica.

- Estabilidad en la conexión: se reducen las interrupciones y los problemas de acceso porque los datos ya no están almacenados en un único punto al que no se pueda acceder si existe una avería o un problema de acceso, sino que se encuentran distribuidos y descentralizados.

- Automatización, personalización y precisión: la web recordará y "entenderá" los patrones de búsqueda del usuario a partir de un filtrado de datos automático y preciso, por lo que será más fácil acertar con servicios y productos concretos que le interesen.

- Versatilidad: la Web 3.0 amplía el horizonte de posibilidades y usos de los dispositivos conectados a internet. Por ejemplo, electrodomésticos inteligentes que utilizan redes inalámbricas e IoT o asistentes de voz como Siri o Alexa son usos reales de la Web 3.0.

- Ubicuidad: permite el acceso desde múltiples dispositivos y localizaciones.

- Interactividad, interconexión e interoperabilidad: comunicación más fluida y eficiente entre aplicaciones, entre plataformas y redes sociales, entre dispositivos inteligentes, entre usuarios, entre sistemas...

- Democratización y transparencia: las webs ya no son propiedad exclusiva de nadie y cualquier usuario puede convertirse en propietario. Por un lado, el/la creador/a de contenidos mantiene el control sobre los datos y, por otro, es de acceso público saber qué hace con esos datos.

- Fiabilidad: un mayor control sobre los datos elimina la posibilidad de un punto único de fallo.

- Descentralización y libertad: acceso a la información directamente, sin intermediarios. No se pueden censurar ni restringir las aplicaciones descentralizadas.

En un mundo repleto de datos digitales, la Web 3.0 se convierte en la mejor herramienta para dotarlos de sentido y acercarlos al usuario de la manera más intuitiva, rápida y personalizada.

Un contexto en el que todos los datos estarían conectados y se entenderían tanto contextual como conceptualmente y en el que, además de la Web 3.0, entran en juego tecnologías como la omnipresente Inteligencia Artificial, aplicaciones basadas en Big Data y, por supuesto, Blockchain,uno de los grandes pilares del funcionamiento de la Web 3.0.

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