¿Sabías que en Dolomitas  hay increíbles vías ferratas que son casi museos al aire libre de la Primera Guerra Mundial? ¿Y que el control de tiempos de la Zegama-Aizkorri es tan exigente porque es muy complicado practicar rescates en la segunda parte del trazado?

Pues estas ideas son solo el aperitivo de la charla que tuvimos hace unos días con nuestros compis Karlos Zuñiga, María Luisa Alonso, Iker Rojas, Aitor Saiz y Nekane Ortega. Los cinco se declaran apasionados de la montaña y la mayoría son mendizales consagrados. Por eso les invitamos a que nos contaran sus experiencias y anécdotas, nos dieran algunos consejos y nos recomendaran sus rutas favoritas. Todo fue tan guay que Iker se vino arriba y dejó caer que podría crearse un club de montaña en Euskaltel. ¡Está grabado, Aitor, así que no vale escaquearse!

¿Y por qué la montaña? Pues porque está tan relacionada con Euskadi como el naranja con Euskaltel: “Va en nuestro ADN”, dice Nekane. Y, además, traspasa fronteras. Karlos asegura que todos los corredores internacionales que participan en la Zegama-Aizkorri “se quedan alucinados” con la cantidad de aficionados euskaldunes que abarrotan el trazado de la prueba. “No es casualidad que una marca como Salomon sea el principal patrocinador de la carrera, y que la marca de zapatillas Vibram haya bautizado un tipo de suela con el nombre de Zegama”.

Y nosotras queríamos saber… ¿cuál es la ruta más exigente? Nekane lo tiene muy claro: hasta el momento, el ascenso a Bisaurín en invierno. Cometió el error de descuidar la hidratación y cuando se acercaba a la cima sufrió las consecuencias. “Tuve algún calambre que otro y me costaron, más de lo habitual, los últimos metros”.

María Luisa no olvida el Sorapiss, una auténtica “tripada” de más de 3.200 metros, en plenos Dolomitas. El día anterior a su ascenso había granizado intensamente y el suelo estaba cubierto de hielo. Pero lo peor vino cuando se aproximaban al refugio: la montaña no avisa y en pocos minutos el cielo se tiñó de negro y una tormenta comenzó a “pisarles los talones”. Tuvieron la suerte de llegar al refugio antes de que comenzara a descargar.  Y María Luisa y sus acompañantes tuvieron que esperar durante una hora y media para poder seguir con la ruta.

Son situaciones complicadas que forman parte de este deporte. Y ninguna de ellas les retrae a la hora de buscar nuevas rutas. Desde Nepal con el trekking del Baltoro, pasando por el Aneto, de más de 3.400 metros hasta el Carros de Foc en el Pirineo catalán. Esta es precisamente la asignatura pendiente de Iker, la que, como él dice, tiene “entre ceja y ceja” por culpa de una lesión: la segunda etapa de su ruta pirenaica tuvo la mala suerte de torcerse un tobillo y sufrir un esguince grave. “No tuve salida, me vendé a toda leche y tuve que bajar, no la pude completar”, lamenta.

Una buena preparación previa es fundamental

Nuestros mendizales recomiendan a quienes quieran empezar a practicar este deporte que vayan de menos a más: “Hay que empezar por el monte de tu pueblo; luego, subir el Pagasarri, el Ganeko... e ir poco a poco”, dice Iker. Porque no hay rutas de montaña fáciles o difíciles, “todas requieren preparación”, avisa Nekane. Aitor también nos recomienda federarse y acudir a clubes de montaña para empezar en este deporte.

Con la ruta ya fijada, hay que hacer los preparativos y meter en la mochila varias cosas imprescindibles. Lo primero y más importante, mucha agua, tanto en verano como en invierno. Además de la hidratación, una visera, crema de protección solar, comida, un cortavientos y un chubasquero. Karlos insiste en lo importante que es llevar ropa de abrigo en este tipo de rutas, en las que puede haber diferencias de más de 10oC entre el comienzo y el final. Y recuerda que una corredora profesional murió “por frío” en la Cavalls del Vent. “Son personas a las que les gusta la montaña, muy dedicadas a este deporte, pero no sabemos por qué razón a veces se vuelven locas y van a correr en camiseta”.

¿Y la tecnología es útil también en la montaña?

Está claro que sí, sobre todo entre las personas de Euskaltel. Mendikat, Wikilock, Alpify, son herramientas importantes que, además de ofrecer información muy útil, te pueden sacar de un apuro. De hecho, en una ocasión, esta última App de localización le fue de gran ayuda a María Luisa: “Bajando del Kolitza una amiga se sintió indispuesta. Llamamos a emergencias y enseguida nos ubicaron. Un médico nos dio varias pautas para una primera atención y no hizo falta evacuarla en helicóptero, menos mal”.

El matiz lo pone Aitor, que tiene una visión más romántica de la montaña. Aunque reconoce que las herramientas tecnológicas son muy importantes, él concibe este deporte como un reto que se debe abandonar si no se puede llevar a cabo sin la ayuda externa del GPS, por ejemplo. Por supuesto, Aitor asegura que antes de empezar una ruta hay que informarse, organizarse y llevar un teléfono móvil para procurar un trayecto seguro. Pero también dice que nunca subiría al monte con un guía ni con un dispositivo que le diga “por dónde debe ir”.

De hecho, casi tan importante como ser prudentes es admitir nuestras propias limitaciones. “Hay veces que es importante saber dejarlo”, dice Nekane. Y para llegar bien hay que tener una buena preparación física, porque, como asegura su compañera, esto “marca la diferencia entre llegar a la cima en condiciones o echando el higadillo, sin poder respirar”.

Al final de la charla, todos prometieron sumarse a la ruta que organiza Iker cada 15 de mayo por San Isidro, festivo en Euskaltel. “Nos juntamos unos cuantos, subimos a algún monte y acabamos el día con una comida. Es un día muy divertido. Hasta ahora, hemos hecho montes de por aquí como el Eretza, el Pico de la Cruz o el Txindoki. Este año, hemos subido a Ganeko desde Llodio”. En resumen, la mejor forma de disfrutar de la montaña.

¿Y tú? ¿Conoces alguna ruta especial que quieras recomendarnos? Escríbenos un comentario y coméntanosla.