En Euskadi somos de innovar e inventar. Sin embargo, no siempre ponemos nombre a esos inventos e inventores nacidos en nuestro territorio que han traspasado fronteras y revolucionado la vida cotidiana. Repasamos los mejores inventos vascos.

No lo decimos solo nosotros, sino que es cuestión de números. En 2022, se presentaron en Euskadi más de 250 solicitudes de patentes de nuevos inventos. Son casi un 14% más que el año anterior, así que nuestro afán inventivo parece pasar por un buen momento.

Mientras seguimos creando, los/as vascos/as ya hemos dejado para la historia los naipes, la grapadora de mesa, el sacacorchos búho, el tendedero cubre ropa, el tren ligero o la reciente ola de surf artificial.

Los naipes de Fournier

A Heraclio Fournier le debemos uno de los inventos que nos ha deparado más buenos ratos de ocio.

Este impresor afincado en Vitoria-Gasteiz presentó en la Exposición Universal de París de 1868 una baraja de cartas litografiada que apuntaba alto y que resultó merecedora de premio.

Con cuatro palos (oros, copas, bastos y espadas) y dividida en cartas numéricas y figuras (sota, caballo y rey), el diseño de la baraja de Fournier se ha convertido en un icono artístico e histórico que no ha pasado de moda.

Actualmente, los naipes más conocidos en siguen siendo los fabricados por la empresa fundada por Heraclio Fournier, hoy radicada en la localidad alavesa de Legutio.

Y si te apetece saber más sobre su historia y evolución, te recomendamos una visita al Museo Fournier de Naipes de Araba, en Gasteiz, uno de los pocos museos del mundo dedicado exclusivamente a los naipes.

La grapadora de mesa

Dos armeros de Eibar crearon la empresa El Casco en 1920.

En sus inicios se dedicaba a fabricar armas de fuego pero, llegados los años 30, se lanzaron a experimentar con objetos de oficina. La excusa parece ser un encargo del rey Luis XVII de Francia, quién pidió algo para coser y organizar sus documentos.

Ahí surge una especie de “cosepapeles” con grapilla preformada, forma de seta y confeccionada en acero; es decir, la grapadora de sobremesa.

Y eso no fue todo. Animados por su éxito, a ellos debemos también el perforador de folios y los afilalápices de manivela.

La empresa sigue funcionando a día de hoy, convertida en todo un referente de los artículos de escritorio de lujo.

El sacacorchos búho

En la localidad armera se gestó también otro objeto cotidiano que nos sigue acompañando actualmente: el sacacorchos con brazos, conocido como búho.

En esta ocasión, el mérito corresponde al diseñador industrial David Olañeta.

Por si alguien duda de su éxito, desde su invención, en 1932, se ha vendido en más de 30 países y ha sido plagiado y copiado en innumerables ocasiones.

Por cierto, del talento creativo de Olañeta ha surgido, además, el sacacorchos de pared, muy utilizado en nuestras sidrerías.

El tendedero que cubre la ropa

Una santurtziarra, María Teresa Pinero, fue la autora de ese tendedero cubre ropa que siempre nos ha resultado tan útil.

Nuestro clima le generó la necesidad, y le dio la idea, de diseñar un tendedero inmune a las habituales lluvias de nuestra geografía, fabricado exclusivamente en acero inoxidable y con recogida automática.

Para ello creó la empresa Tendederos Marta, que desde entonces no ha parado de innovar, introduciendo nuevas funciones y materiales.

Además de ventas, su invento le ha generado importantes reconocimientos, entre ellos dos Medallas de Oro en la prestigiosa Feria Internacional de Inventos de Ginebra.

El tren ligero

Alejandro Goicoechea es el nombre del ingeniero vasco que está detrás del Tren Articulado Ligero Goicoechea-Oriol (conocido como TALGO). Aunque es justo señalar también el papel del empresario vizcaíno José Luis Oriol, con quién se asoció para crear la empresa Patentes Talgo.

Del interés de Alejandro por aligerar la carga de las mercancías transportadas en tren sin renunciar a la seguridad, nace un nuevo concepto de tren articulado, fabricado en un material más ligero (aluminio) y con estructura en forma de triángulo.

Solo faltaba conseguir que, además, fuese veloz. Y se consiguió: el primer prototipo ya superaba los 130 kilómetros de velocidad, aunque nunca llegó a utilizarse.

Sí llegó a funcionar en la práctica un segundo modelo; de hecho, realizó su primer viaje comercial, Madrid-Irun-Hendaia, en el año 1950.

A este siguieron más versiones y muchos más viajes en un medio de transporte que ha marcado nuestras vidas.

La ola de surf artificial

Uno de los inventos más recientes y universales nacidos de la creatividad de un vasco es la ola de surf artificial.

Ya te contamos en este otro post de nuestro blog sobre la ola de Mundaka que en Euskadi siempre hemos sido unos pioneros del surf.

Y, cuando no hay olas, las fabricamos. Y sino que se lo digan a Josema Odriozola.

Surfista e ingeniero, a él debemos la innovadora máquina generadora de olas. Mediante una pala que mueve el agua a ambos lados de una plataforma y un fondo que hace posible un rompimiento adecuado, llega a producir dos olas cada 8 segundos.

Ya ves que en Euskadi rebosamos creatividad e ingenio. Seguro que más adelante podremos seguir contándote más inventos vascos

Fuente imagen cabecera: Museo Fournier de Naipes de Álava.